El de Santa Úrsula participó el pasado fin de semana en la 27ª Subida San Miguel, la tercera prueba de su programa en el Campeonato Interinsular de Montaña de Santa Cruz de Tenerife. En las dos anteriores había logrado sendas victorias a los mandos de su nuevo artefacto. Conseguir la tercera consecutiva se antojaba difícil debido a las características de la ascensión organizada por la Escudería Motor Abona, pero el registro establecido en la primera manga oficial le metió de lleno en el abanico de aspirantes al triunfo. Sin embargo, una decisión previa a la cronometrada definitiva frustró sus posibilidades.
El pasado fin de semana se celebró en la isla de Tenerife la 27ª Subida San Miguel, una prueba recuperada por la Escudería Motor Abona después de tres años ausente en los calendarios deportivos. La rampa ubicada en la zona sur lucía una capa de asfalto impecable, la ideal para un evento de la especialidad de montaña. Decenas de pilotos aprovecharon la oportunidad de rodar en un recorrido único en el archipiélago. La lista de inscritos derrochaba una calidad inusual en las últimas campañas.
En la Categoría I todos partieron con Juan Carlos Brito en el punto de mira. El natural de Santa Úrsula se presentaba en la tercera cita de su programa con un currículum intachable a los mandos del Ford Fiesta R5+. En sus dos participaciones anteriores se anotó otras tantas victorias indiscutibles. Sin embargo, la circuitera naturaleza de la renovada TF-565 jugaba en contra de las características del artefacto del óvalo, no tan cargado de aerodinámica ni de caballos como los vehículos GT de sus rivales.
El único factor que impulsaría ligeramente sus aspiraciones sería el de la experiencia, aunque no contra cada uno sus contrincantes directos. Nadie acumulaba tantas ascensiones sobre su coche como José Alberto Díaz, quien arribaba al frente de los certámenes Provincial e Interinsular. Ángel Bello también superaba al menor de la saga Brito en kilómetros de competición. Al contrario, Nauzet Brito y Carlos Hernández llegaban repletos de incógnitas acerca de sus respectivos Porsche 911 911 GT3.
El resultado de los entrenamientos resultó alentador para el santaursulero, que marcó el tiempo de referencia tras endosar casi tres segundos al siguiente clasificado. En la primera oficial reafirmó su candidatura al peldaño más alto del cuadro de honor. Brito repitió en la cima de la tabla de registros, aunque su colchón sobre Hernández se había reducido considerablemente. Bello también mantenía intactas sus opciones con el imponente Audi R8 LMS Ultra Evo. Con todo, el que afrontaría la cronometrada definitiva con una mínima renta a su favor sería el integrante de Evolución Car.
Las siete décimas de ventaja de Juan Carlos se antojaban insuficientes para conservar su posición. Hernández y Bello, muy probablemente, rebajarían sus cronos en la escalada final. El del Porsche era quien más preocupaba, ya que con cada manga sabría en qué dirección trabajar con los reglajes de la montura que estrenaba. El líder provisional sopesó las diferentes soluciones que le permitirían instaurar una plusmarca más. Con la configuración del Ford Fiesta R5+ se sentía plenamente cómodo, por lo que decidió montar un juego de neumáticos nuevo, un movimiento razonable.
Por sorpresa, la estrategia de Brito no surtió efecto. Las ruedas nunca entraron en su ventana de funcionamiento óptima y se cobraron las posibilidades de prorrogar su racha triunfal. El norteño se dio rápidamente cuenta de que había errado: «Pude mejorar, pero me equivoqué al montar esos neumáticos, el coche fue inconducible a partir de la sexta curva». La temperatura del asfalto, disparada por el calor que reinó durante la mañana, se sobrepuso a la efectivad del calzado escogido por el vencedor de las rampas de Palo Blanco y Guía de Isora, que terminaría descendiendo al tercer lugar.
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